Tarde en el gimnasio

Normalmente los lunes voy a natación con mi prima L y mi amiga R, los martes tengo clases de flamenco y los miércoles de danza oriental. Pero desde que han acabado las clases de danza y de flamenco me aburro una barbaridad.

Así que hoy, en un ataque de actividad, he decidido que iré dos días al gimnasio: el día de natación de siempre y otro para hacer máquinas o aeróbic. Me he preparado mi mochilita y me he ido sola al gym.

He estado a punto de irme a nadar otra vez, pero para no repetir he decidido ir a la sala de máquinas, o más bien a la sala de instrumentos de tortura! Como las bicis estaban llenas, me he ido a la cinta. No me gusta correr, lo que yo hago en la cinta es andar muy rápido, pero ves a la gente venga a correr y correr, y tú piensas… “pero cómo narices aguantan tanto??”. Y no te vayas a descuidar, que como lo hagas te vas para atrás y ya no llegas al botón de “parar este bicho”, lo que es igual a darte la gran leche y hacer el gran ridículo…

Después he hecho un rato de bici; ¿por qué cojollos hacen los asientos tan incómodos? Mientras lo hacía, pensaba toda contenta “ya verás como me van a doler las piernas cuando acabe”. Pues no! Me dolía el culo!

Por último, he estado a punto de pillar unas pesas para hacer algo de brazos, pero al acercarme a la zona y ver a todos los Schwarzeneggers mirando, me he dado la vuelta y me he ido a duchar…

Así que mi segunda decisión de hoy es que, aunque lo haga dos veces por semana, el próximo día me iré a nadar, que eso sí que es lo mío!