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Y al contrario, hay personas que desde la primera vez que las ves, conectas y te apetece tenerlas a tu lado. No deja de ser curioso, verdad? Pero es así, y supongo que se trata de algo que se emana y no se ve, se siente.
Luego están esas personas que sólo critican, que sólo se saben quejar (con razón o no) y que también son vampiros chupa-energía. Es cansino estar con personas que siempre están de mal humor. Y decían en el programa que lo peor era que estuviesen en tu círculo familiar más cercano.
Para combatir esa toxicidad y que no te afecte la solución es contrarrestar con actitud positiva, aunque a veces sea tarea difícil, claro está.
Pero pensando yo en mi sofá, mi preocupación llegó a ser otra... ¿Seré yo "tóxica" para alguien? Y me di cuenta de que a veces me quejo demasiado... No soy mucho de compartir mis penas, pero en este último año quizás me he dormido en ellas, y estoy segura que he podido cansar a alguien. O simplemente, igual que hay gente con la que no me siento a gusto, habrá gente que no se sienta a gusto conmigo. Vaya comeduras de olla me hago yo sola, eh? jeje! Pero bueno, sólo sé que el pensar que puedo ser tóxica me fastidia enormemente.
Termino con una reflexión que me hizo mi profe de yoga el martes (ya os contaré, pero sí, me he apuntado a yoga): Nos pasamos la vida intentando cambiar el exterior, la sociedad, las personas, porque no nos parece justo, porque estamos hartos de las injusticias de la vida, de lo que nos pasa, y dejamos de lado nuestro interior. Y lo que debemos cambiar es a nosotros mismos, de esta manera cambiará también la visión del exterior, podemos hacer que ya no nos afecte tanto o ver el lado positivo de las cosas. Así que como ya decía mi querido Michael Jackson en una de mis canciones favoritas:
"Si quieres hacer del mundo un lugar mejor, empieza por el hombre del espejo".