jueves, 28 de febrero de 2013

Bombas caseras

Qué tarde más desapacible!! Qué frío, qué viento, qué de todo! Nieve no, que hoy en Barcelona no ha nevado, aunque seguro que en muchos de vuestros pueblos sí... Por cierto, felicidades a los andaluces que visitáis este blog por vuestro día. :D

Yo hoy quería hablaros de los huevos duros, o más bien de cómo hacer que un huevo llegue a ser duro sin detonar en el intento.

Resulta que esta Navidad me regalaron una serie de menaje para la cocina de Lekue (cosillas de silicona) que está muy bien y es muy práctico. Venían tapas de todas las medidas, accesorios para pasteles, un estuche para hacer la comida al vapor, que me va de coña cuando quiero hacer algo rápido y sano… y unos moldes para hacer huevos duros al microondas…

Lo de los huevos me entusiasmó, porque en las instrucciones ponía que en 30 segundos tenías tu huevito listo para comer. Tan fácil como romper cáscara, echar el huevo dentro, poner la tapa y 30 segundos. Fantástico! Y además con formas diferentes! Pues no lo es tanto.

El primer día puse dos moldes con dos huevos y lo puse un poquito más de tiempo por ser el doble, pues me estallaron los dos, con sendas tapas, sí, no queráis saber lo bonico que quedó el microondas, que no sabía por donde meterle mano… Decidí ponerlos de uno en uno para controlar mejor el tiempo, pero también me explotó! Pero, digo yo, esto no está pensado para este uso?? Soy a la única persona del planeta que le explotan los huevos??

Pero como no soy de darme fácilmente por vencida, mediante la observación del momento reventón, me di cuenta de que unos segundos antes de explotar saltaba la tapa, así que se trataba de esperar que la tapa volara, abrir rápidamente el microondas, mirar el huevo y si estaba aún crudo, volverle a poner la tapa y vuelta empezar, hasta que estuviese en su punto.

Parecía que con este procedimiento me iba bien hasta anoche. Saltó la tapa, con rapidez de Ninja lo saqué para mirar su evolución y… PUMBA!!!! Me explotó todo el huevo en la cara!!! Aún no sé cómo no me quemé… supongo que porque estaba ya muy cuajado… pero vaya susto! Y cómo me puse… y cómo acabó de trozos de huevo mi bata lila de pelillo suave que sólo me pongo en días de frío del Ártico… y el suelo… y los muebles… Un desastre!!

 Pero lo peor es que me siento torpe… ¿Os ha pasado alguna vez?

jueves, 21 de febrero de 2013

Perlas y diamantes

El día 9 de este mes fue mi santo y me regalaron un libro que no me esperaba, “Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven”, de Albert Espinosa.

El libro me ha parecido curioso. Cuenta una historia a mí parecer muy poco creíble y en ocasiones un poco forzada, pero que tiene momentos que te hacen reflexionar y que te aportan una visión de la vida muy bonita.

Podría decir que me ha dejado un sabor agridulce: por una parte, parece que todas las historias de los personajes se quedan a medias, podría haberlo explotado mucho más, empieza bien, pero se va deshinchando a medida que lo lees; pero por otra parte, no me arrepiento de haberlo leído. Te lleva a pensar en las personas que conoces y lo que pueden significar en tu vida, la importancia que tienen.

Pues bien, comparto con vosotros una manera de ver las cosas que me ha gustado:

Según el libro, en la vida cada uno de nosotros tiene un collar de perlas. Esas perlas son las personas que en algún momento nos marcan, que gracias a ellas aprendemos algo, que son importantes de alguna manera. Podemos tener varias, pueden llegar y desaparecer, pero siempre dejan algo en ti, son personas que te transmiten una energía especial, que hacen que tu yo vire.

Pero ese collar no es sólo de perlas, algunas de ellas se convierten en diamantes, muy poquitas. Esos diamantes son almas que se funden con la tuya propia. Un diamante es una persona básica en tu vida, tan importante que parece creada para ti.

Un diamante es como tu desparramado. La idea es que cuando llegas al mundo te desparraman a ti y a otras personas más para que con el tiempo te vayas encontrando a los otros. Es como uno de los sentidos de la vida: encontrar a tus desparramados, y por eso hay señales para que no te confundas. Sólo hay que estar atento y observar las señales.

Y desde que acabé el libro no he podido dejar de pensar quiénes serían mis perlas y quiénes mis diamantes o desparramados (me hace mucha gracia esta palabra), aunque probablemente aún no los haya conocido a todos, estoy segura de haber reconocido a alguno. Seguiré buscando atenta a las señales... :)

(Mañana os visito a todos, que hoy se me ha hecho tarde)

jueves, 7 de febrero de 2013

A ver quién adivina...?

A ver quién adivina de qué me disfrazo este sábado?

Como todos sabéis, este fin de semana es carnaval. Este año me disfrazo con unos amigos aunque, después de ser imposible ponernos de acuerdo en ir en conjunto, hemos decidido que cada uno vaya de lo que le apetezca.

Pues bien, a ver quién lo adivina? Sólo os daré una pistilla: no voy de rana (porque os veo venir...).

El o los acertantes recibirán aquello por lo que todos hemos luchado alguna vez en una tómbola de feria, es decir... aish, qué emoción... o la muñeca chochona:


O el perrito piloto:


Bueno, no es exactamente el típico perrito piloto, pero es que el de la feria era más feo que un bulldog masticando una avispa, y vosotros os merecéis mucho más!