
Este año, además del ballet, estamos haciendo una especie de fusión contemporáneo-oriental-jazz, no sé cómo denominarlo… pero que me trae por la calle de la amargura. El tema es que haces caídas al suelo, que en teoría deben ser caídas elegantes, os lo explico por partes a ver si os hacéis una idea (no probar en casa):
-Levantas una pierna hacia delante estirada y la que te queda doblada un poquillo.
-Las manos las llevas de forma grácil hacia delante.
-A todo esto, vas bajando doblando la única pierna que te aguanta, sacando el culillo coquetamente hacia fuera, y siguiendo con la otra pierna levantada y las manos delante.
-Como la bajada la haces sólo con una pierna y sin el apoyo de las manos en el suelo, has de hacer mucha fuerza en ésta para sostener la caída. Evidentemente, has de sonreír o poner cara de “aquí no pasa ná”. (Mi cara normalmente es de circunstancia)
-La llegada al suelo ha de ser suave, claaaaaaaaro, sin culetazo, claaaaaaaaaaaro. (Mi llegada siempre es con culetazo rompecoxis, muy lejos de ser elegante).
Pero lo peor no acaba aquí, una vez en el suelo, has de tumbarte y hacer lo que coloquialmente llamamos “la croqueta”, que consiste en estirarse del todo con las manos atrás y rodar dando vueltas sobre una misma y cogiendo toooda la velocidad que eres capaz hasta el final de la sala… La danza contemporánea duele, señores, doy fe. En la croqueta te lo clavas todo, como las pedrería del pañuelo oriental, te golpeas con todo… te chocas con tus compañeras…
Tendríais que ver cómo tengo mis rodillas, parezco un niño malo en el cole, de color morado nazareno. Por no hablar de las agujetas en las piernas, de intentar en vano caer sostenidamente. Y del dolor en el trasero ni hablo… Pero me lo he tomado como un reto, esto me acabará saliendo porque yo lo valgo! :)