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jueves, 24 de mayo de 2012

El deporte y yo: Volleyball

Algunos posts atrás, os hablé de mi experiencia con la gimnasia rítmica y ya os comenté lo mal que se me daba. Hoy os hablaré de la época que hacía volleyball, un deporte que me encantaba practicar.

Nunca me había interesado por el volley hasta que, cuando tenía unos 12 años, empezaron a dar los dibujos de “Dos fuera de serie”, o más conocidos como “Juana y Sergio”. ¿Los recordáis? Me encantaban esos dibujos… Luego también hicieron de volley “La panda de Julia”, pero ya no me gustaban tanto.

Os pongo una ayudita (la canción era un pelin cursi):



Con mis amigas, cada una teníamos un papel y yo era Peggy Hayase, la del pelo azul y capitana del equipo. De peques siempre jugábamos a ser personajes de las series, jeje. En el cole se puso de moda jugar a voley con pelotitas de papel de aluminio de los bocatas del patio, pero yo fui más allá de las bolas de plata y me apunté a un equipo de voley como está mandao.

Enseguida le pillé el gustillo. Mi equipo se llamaba Bernat Desclot, íbamos de azul y blanco; aún guardo los pantalones azules, la camiseta (yo llevaba el número 4), las rodilleras, incluso las muñequeras. También me compré una pelota oficial, pero un día la perdí en la playa. :-(

Muchas veces peco de modesta y soy la última en reconocer lo que hago bien, pero es que en voley era muy buena, creo que como deporte era lo mío. Lo que más me gustaba era que cada jugador tenía una posición diferente, pero iba rotando, por lo que una vez te tocaba sacar, otra recepcionar, hacer pantallas, atacar, hacer pases… ibas cambiando constantemente. Quizás donde me sentía más cómoda era en la recepción, no dudaba en lanzarme al suelo de boca para pillar un pelota… y la satisfacción tan grande de ver desde el suelo como lo habías logrado!

Entre semana entrenábamos y los sábados competíamos. Lo pasaba realmente bien y tengo medallitas y todo, eh?

Me pasaba el día saltando… me marcaba retos encima de los marcos de las puertas de mi casa e intentaba llegar cada vez más alto, algo que a mi madre le ponía negra… Pero es que así luego podía saltar más fácilmente por encima de la red que estaba a dos metros y pico! Pero mi madre estaba empeñadísima en que la gimnasia rítmica era más bonita y que yo lo hacía perfectamente, amor de madre… aún me lo sigue diciendo...

Lo dejé, con todo el dolor de mi corazón, por culpa de las lesiones. Sin contar los cardenales varios, sobre todo en la zona mano-muñeca-brazo de recepcionar el balón, los esguinces en los dedos eran el pan nuestro de cada día, cada dos por tres los dedos entablillados, negros como morcillas. Encima coincidió con que empecé en el instituto, tenía menos tiempo y con las lesiones luego no podía tomar apuntes… vamos, toda una serie de circunstancias que me hicieron dejarlo. Eso sí, siempre recordaré esa etapa de mi vida con mucho cariño.

Cuando queráis echamos un partidillo en la playa!! ;)

viernes, 10 de febrero de 2012

Somos ochenteros

En mi post de hoy os envío a otro blog, ale. ;)

Mis amigos Jordi y Kassio tienen un blog estupendo, maravilloso y lleno de posts que hacen que se te llenen los ojillos de lágrimas de nostalgia: el Somos Ochenteros. Resulta que desde este blog, que no tiene desperdicio, nos invitan a enviarles nuestros recuerdos de los 80 y le dedican un post. Yo lo hice y podéis verlo clicando:

AQUÍ

Espero que os guste! Y, ya sabéis, podéis participar!

jueves, 24 de marzo de 2011

Los parques de antaño

En mi trabajo, un par de veces a la semana he de irme de paseo a buscar tubitos al Banco de Sangre y, de camino, paso por un par de parques con cacharritos para los niños. ¿Cómo han cambiado los parques desde que yo era chicuela! Me los miro y remiro y hay cosas que no entiendo, cada vez los hacen más raros, o eso, o me estoy haciendo vieja.

Yo nunca fui niña de ir al parque. Mi madre tenía una peluquería y nunca podía llevarme, así que las tardes las pasaba allí jugando con los rulos, pasándole pinzas para ayudarla o jugando en un cuartito que tenía con juguetes y una tele donde veía “Tocata”. Así que cuando iba al parque era más bien torpecilla… Los columpios me encantaban, eso sí. Pero recuerdo el arco aquel en el que las niñas se enganchaban con los pies y se ponían boca abajo, hacían mil y una cosas, y yo trepaba hasta lo alto por los barrotes, me quedaba un rato arriba pensando qué hacer, y volvía a bajar toda frustrada… Yo era más de columpios y tobogán. Recuerdo la sensación de tirarte en un tobogán colocadito al sol, lo que quemaba el jodío… Luego siempre había niños que cuando te estabas tirando decidían trepar de abajo arriba y te los encontrabas de cara, qué angustia por Dios!!! Intentabas agarrarte pero te escurrías… hasta que pasaba lo inevitable y acababas cayendo con el niño haciendo una bola de brazos y piernas, llevándote la piel con la arenilla del suelo, ese suelo exfoliante...

Recuerdo un cacharrito que era una barra de bomberos dentro de una especie de bola del mundo de hierro (ver foto). Siempre me llamaba la atención y lo miraba de reojo… Un día en un ataque de valor me decidí a subir, y sí, subir fue muy fácil, pero bajar ya no tanto. Resulta que una vez estabas arriba por huevos tenías que bajar por la barra, y yo de eso no tenía… Te quedabas sentada al filito pero la barra, para mi gusto, estaba demasiado lejos y tenías que dar un saltito para agarrarte a ella y bajar. Pues que no, que no me atrevía, ya me veis casi una hora que me quedé allí arriba, con un montón de niños abajo gritándome “¡¡¡¡pero tírateeeeeeeeeeee!!!”, y yo con un fríoooo… y un miedoooo… Mi prima aún se acuerda de ese momentazo y de vez en cuando me lo suelta jocosa (mala pécora). Al final, dado que me dolía el culete porque el hierro donde estaba sentada se me clavaba (porque antes los columpios eran de hierro, oxidado, claro) y empezaba a tener necesidades básicas por cubrir, pensé “baja o morirás de frío, sed y hambre” y bajé. Me aplaudieron y todo, jeje!

Y ahora en los parques hay cosas que no sé ni cómo se usan, por lo menos en el que paso yo. Hay como unas barras que parece que sean para hacer gimnasia, pero son muy altas, vamos que un niño no llega. Parece que sean para hacer dominadas (ver foto), ni que se fueran a preparar para los juegos olímpicos! Lo que sí que me gusta son los balancines esos de muelle, de hecho cuando los veo me entran unas ganas incontrolables de montarme y hacer el “tentetieso”, jeje! Lo malo es que son muy pequeños y las piernas no te llegan a los reposapies a no ser que seas contorsionista (y ya sabéis que yo tiro más a bixo palo).

miércoles, 24 de febrero de 2010

Yo quería ser… y otro premio!!

He encontrado un vídeo que me trae muy buenos recuerdos de mi infancia-adolescencia y lo quiero compartir con vosotros. La canción es de El Canto de Loco, que por cierto, mi mejor amigo se parece muchísimo al cantante, pero en más guapo. :D
Ahí va el vídeo:



Y pensando en lo que dice la canción… ¿sabéis lo que quería ser yo cuando era pequeña? Además de princesa, claro está, jeje! porque aún me encanta que alguien me haga sentir princesa, como a gran parte de las mujeres (aunque cada vez menos, por lo menos es la sensación que me da a mí, pero eso es otro tema).

De pequeña tuve varias etapas, pero siempre quise ser artista, ya sea cantante, actriz o bailarina (vaya futuro más negro iba a tener con lo vergonzosa que soy...). Me encantaba ponerme música e imaginar que yo era la cantante y soñaba con interpretar las pelis que me gustaban. No he llegado a ser artista, pero algo artístico hago: bailar.

Durante un tiempo me dio por querer ser azafata de vuelo, ya ves tú, con el pánico que me da volar, ni jarta vino me meto yo ahora a azafata!!! Quita, quita!!! :S

También quise ser cirujana, porque a mí el rollo hospitalario siempre me ha llamado la atención. Pero se ve que el gusanillo de operar me lo quité jugando a uno de mis juegos favoritos de niña, el “Operación”, ¿os acordáis? Aquel muñequillo al que le tenías que sacar cosillas de dentro y si no tenías cuidado, se le encendía la nariz y MEEEEEEC!!! Qué coraje daba el MEEEEEEEEC!!! No era rancio ni ná el paciente! Así que me quedé en enfermera, que sinceramente me gusta mucho más que ser cirujana.

“Operación”:


Astronauta también me gustaba e investigadora privada… Y oficinista, sí, porque me hacía gracia eso de poner el sello con el tampón, jeje! Ese gusanillo también me lo quito en mi actual trabajo, ya que con cualquier excusa siempre me agencio el sello y PAM PAM, como mola! Yo lo sello todo haga falta o no! :D

¿Y vosotros? ¿Qué queríais ser de mayores cuando erais pequeños?

En otro orden de cosas, el otro día recibí otro premio de mi amiga Kassiopea, que es la mar de maja y que me lo otorgó desde uno de sus blogs, “Tierra de Leyendas”. Si os gustan los cuentos y las leyendas, allí está lo mejorcito, ya estáis tardando en visitarlo!! Muchas gracias guapaaaa!!!