jueves, 24 de marzo de 2011

Los parques de antaño

En mi trabajo, un par de veces a la semana he de irme de paseo a buscar tubitos al Banco de Sangre y, de camino, paso por un par de parques con cacharritos para los niños. ¿Cómo han cambiado los parques desde que yo era chicuela! Me los miro y remiro y hay cosas que no entiendo, cada vez los hacen más raros, o eso, o me estoy haciendo vieja.

Yo nunca fui niña de ir al parque. Mi madre tenía una peluquería y nunca podía llevarme, así que las tardes las pasaba allí jugando con los rulos, pasándole pinzas para ayudarla o jugando en un cuartito que tenía con juguetes y una tele donde veía “Tocata”. Así que cuando iba al parque era más bien torpecilla… Los columpios me encantaban, eso sí. Pero recuerdo el arco aquel en el que las niñas se enganchaban con los pies y se ponían boca abajo, hacían mil y una cosas, y yo trepaba hasta lo alto por los barrotes, me quedaba un rato arriba pensando qué hacer, y volvía a bajar toda frustrada… Yo era más de columpios y tobogán. Recuerdo la sensación de tirarte en un tobogán colocadito al sol, lo que quemaba el jodío… Luego siempre había niños que cuando te estabas tirando decidían trepar de abajo arriba y te los encontrabas de cara, qué angustia por Dios!!! Intentabas agarrarte pero te escurrías… hasta que pasaba lo inevitable y acababas cayendo con el niño haciendo una bola de brazos y piernas, llevándote la piel con la arenilla del suelo, ese suelo exfoliante...

Recuerdo un cacharrito que era una barra de bomberos dentro de una especie de bola del mundo de hierro (ver foto). Siempre me llamaba la atención y lo miraba de reojo… Un día en un ataque de valor me decidí a subir, y sí, subir fue muy fácil, pero bajar ya no tanto. Resulta que una vez estabas arriba por huevos tenías que bajar por la barra, y yo de eso no tenía… Te quedabas sentada al filito pero la barra, para mi gusto, estaba demasiado lejos y tenías que dar un saltito para agarrarte a ella y bajar. Pues que no, que no me atrevía, ya me veis casi una hora que me quedé allí arriba, con un montón de niños abajo gritándome “¡¡¡¡pero tírateeeeeeeeeeee!!!”, y yo con un fríoooo… y un miedoooo… Mi prima aún se acuerda de ese momentazo y de vez en cuando me lo suelta jocosa (mala pécora). Al final, dado que me dolía el culete porque el hierro donde estaba sentada se me clavaba (porque antes los columpios eran de hierro, oxidado, claro) y empezaba a tener necesidades básicas por cubrir, pensé “baja o morirás de frío, sed y hambre” y bajé. Me aplaudieron y todo, jeje!

Y ahora en los parques hay cosas que no sé ni cómo se usan, por lo menos en el que paso yo. Hay como unas barras que parece que sean para hacer gimnasia, pero son muy altas, vamos que un niño no llega. Parece que sean para hacer dominadas (ver foto), ni que se fueran a preparar para los juegos olímpicos! Lo que sí que me gusta son los balancines esos de muelle, de hecho cuando los veo me entran unas ganas incontrolables de montarme y hacer el “tentetieso”, jeje! Lo malo es que son muy pequeños y las piernas no te llegan a los reposapies a no ser que seas contorsionista (y ya sabéis que yo tiro más a bixo palo).

miércoles, 23 de marzo de 2011

Hasta siempre Liz

Bella por fuera y por dentro, siempre me caíste bien, Liz.

viernes, 18 de marzo de 2011

Mi grulla para Japón

Me uno a una iniciativa muy bonita que gracias a Cantares ha llegado a mí, se nos propone desde el blog de Nora, una chica japonesa, hacer una grulla de papel:

“En Japón, cuando alguien está enfermo o cuando queremos pedir un deseo, la familia, los amigos hacen mil grullas para que se cure pronto o para que se cumpla ese deseo. Me gustaría que cada uno de ustedes hiciera una y, aunque no lleguemos a mil, estoy segura que el sentimiento que cada uno de ustedes llegará hasta los corazones de los afectados.”

Ojalá esta pesadilla que están viviendo acabe pronto. Pues bien, aquí está mi grulla hecha con todo mi cariño para el pueblo japonés:


El origami es el arte de origen japonés del plegado de papel, para obtener figuras de formas variadas. Aquí os dejo las instrucciones para hacer la grulla:


No es nada fácil, eh? Me las he visto y deseado para que me salga algo decente, de hecho, hasta que no he encontrado un vídeo que va paso a paso, no he podido, jeje! Os dejo el vídeo también:



¿Os animáis a hacer una grulla?

miércoles, 16 de marzo de 2011

Ommmmmm

Siempre me he sentido atraída por las disciplinas orientales, ya sean artes marciales, feng-shui, meditación o filosofías zen. Ese control sobre sí mismos me parece admirable. Pues bien, últimamente además de leer sobre estos temas, he decidido llevarlos a la práctica porque sinceramente creo que pueden ser de gran ayuda para vivir en armonía con uno mismo y con el entorno.

No os asustéis! Jejeje! Que no me he rapado la cabeza cual monje budista! De hecho no tiene nada que ver con la religión. Ser zen es una actitud ante la vida, es ser uno mismo en la realidad de todos los días, te ayuda a hallar serenidad y mantener el equilibrio, a no dejarte llevar por el stress y a centrarte en lo realmente importante. Cómo? Por ejemplo, haciendo 10 minutillos de meditación al día, pero ya os hablaré de eso.

El otro día en la tienda "Natura" encontré unos cuadernillos la mar de graciosos y uno de ellos era “Cuaderno de ejercicios para tener un espíritu zen en un mundo convulso”, lo ojeé un poquillo y me pareció interesante, más que nada porque era todo de ejercicios prácticos para el día a día, así que me lo compré. Dentro venía un test para saber donde estás en una escala zen. Lo comparto con vosotros y, si os apetece y tenéis un rato, a ver que os sale, vale? Es muy fácil!!

1.Por la mañana, al despertarte:
A.Te preguntas qué te va a suceder hoy.
B.Te regalas unos minutos antes de levantarte.
C.Te vas directo a la cafetera.
D.Piensas en lo que has soñado.

2.Estás en un atasco:
A.Te pones cada vez más nervioso e imaginas las consecuencias de tu retraso..
B.Te cagas en tó y sales del coche para ver qué pasa.
C.Esperas tranquilamente mirando los otros coches.
D.Enciendes la radio y escuchas un programa.

3.Para encontrarte contigo mismo:
A.Limpias a fondo.
B.Te das un buen bañito.
C.Te pones a leer un libro.
D.Vas a darte un paseo por el campo.

4.Un amigo te ha jugado una mala pasada:
A.Le pones morros el tiempo que haga falta hasta que aprenda.
B.Lo llamas para que sea consciente de tu enfado y que asuma las consecuencias.
C.Esperas a verlo para transmitirle tu enfado y preguntarle qué ocurrió.
D.Lo llamas y le echas el broncón padre.

5.Se te aparece el genio de la lámpara y te concede un deseo. ¿Qué pides?
A.El don de sanar.
B.Tener telepatía.
C.Poder leer el futuro.
D.La capacidad de transformar las cosas en oro.

6.¿Cuál es tu mayor riqueza?
A.Mis cualidades humanas.
B.Mi familia.
C.Mis aptitudes profesionales.
D.Lo que soy.

7.En el supermercado, la cajera es muy lenta…
A.Das golpecitos en el carro mientras sueltas algún que otro resoplido.
B.Apoyas los codos en el carro y piensas en otra cosa.
C.Adoptas un gesto de impaciencia y consternación lo más evidente posible.
D.Observas tranquilamente lo que ocurre a tu alrededor.

8.Tus vecinos hacen una fiesta que se prolonga en la noche…
A.Llamas a la poli.
B.Tocas a su puerta y les echas bronca.
C.Llamas para pedirles que bajen un poco el volumen.
D.Te pones tapones en los oídos.

9.En las noticias, anuncian una catástrofe natural con miles de víctimas. Te dices:
A.Cada vez es más frecuente… los ecologistas no se equivocan.
B.¡Qué horror! Si me pasara algo así, no sé cómo reaccionaría.
C.¡Pobre gente! Hay que estar preparados para lo peor...
D.Es terrible… Por suerte, esto no pasará aquí nunca.

10.El tiempo pasa cada vez más deprisa… Para ti:
A.El tiempo es nuestro árbitro.
B.El tiempo es nuestro enemigo.
C.El tiempo es un misterio.
D.El tiempo es neutro.

RESULTADOS:

1A : 3 1B : 9 1C : 0 1D : 6
2A : 3 2B : 0 2C : 9 2D : 6
3A : 0 3B : 6 3C : 3 3D : 9
4A : 3 4B : 6 4C : 9 4D : 0
5A : 9 5B : 6 5C : 3 5D : 0
6A : 6 6B : 3 6C : 0 6D : 9
7A : 0 7B : 6 7C : 3 7D : 9
8A : 0 8B : 3 8C : 6 8D : 9
9A : 6 9B : 3 9C : 9 9D : 0
10A : 3 10B : 0 10C : 6 10D : 9

Suma tus puntos totales, ¿qué numerillo te sale?

DE 72-90 PUNTOS: El maestro zen
El espíritu zen es tu naturaleza profunda! La última persona que te ha visto enfadado aún debe acordarse de tan raro que eso es. Asumes los principios de una vida sana y concedes gran importancia a la coherencia entre tus convicciones y tu comportamiento.

DE 54-72 PUNTOS: El monje zen
Te sientes cerca de la filosofía zen. En buena medida, sabes controlar tus emociones y has emprendido un camino en el desarrollo de las relaciones humanas, la comunicación y la espiritualidad. Si quieres ascender a “maestro”, necesitarás realizar un trabajo cotidiano sobre ti mismo.

DE 36-54 PUNTOS: El aprendiz zen
El zen te interesa, pero a veces te preguntas si se trata de una moda o una necesidad real. Como eres más bien altruista, puedes estar preocupado por el futuro de tus allegados. Un trabajo regular te pondrá en el camino…

DE 18-36 PUNTOS: El aspirante zen
Como te resulta difícil controlar tus emociones, cualquier cosa te pone de mal humor y te causa angustia. Por tanto, prefieres evitar las situaciones difíciles y eludir las cuestiones delicadas. Ser reservado o discreto no es ser zen. Debes descubrir y explotar tus talentos ocultos, ¡tienes más de los que te imaginas!

DE 0-18 PUNTOS: ¿Zen? ¡Quizá en otra vida!
Te enciendes a la menor contrariedad. El mundo está mal, pero no eches más leña al fuego! Con un poco de paciencia y tiempo puedes descubrir otra manera de ser y de vivir.

A mí me ha salido Monje zen, así que no estoy tan mal! Y a vosotros?

jueves, 3 de marzo de 2011

Sin tiempo

Buenas... estoy viva, eh?

Por problemillas familiares que ya se están solucionando y por desaparición misteriosa de mi línea de internet en casa (ahora estoy trabajando), que esperemos que Telefónica se digne a arreglar, no tengo tiempo de pasarme por aquí y por vuestras casas.

Espero volver pronto!

P.D. Y la cena del vino se ha tenido que posponer, así que ya os contaré, que compré varias botellitas de las que me dijistéis, GRACIAS!